martes, 29 de enero de 2008

1808-2008 Bicentenario de Los Sitios de Zaragoza. I Parte.


No todo es fútbol en esta vida.....A continuacion os exponemos un poco de la historia de Zaragoza,en este caso hablaremos del Bicentenario de la heroica gesta de los ciudadanos de Zaragoza,los cuales,sin ninguna gran preparacion militar, defendieron nuestra Inmortal ciudad del ejercito frances.

El texto esta extraido de la Asociacion Cultural "Los Sitios de Zaragoza".



EL PRIMER SITIO
Zaragoza en 1808 apenas contaba con unos 50.000 habitantes, en un pequeño casco urbano delimitado por las tapias de varios grandes conventos y cuarteles, pero carente casi por completo de murallas y fortificaciones, si exceptuamos el viejo castillo de la Aljafería . La guarnición militar era apenas de 1.463 hombres.
Iinmediatamente comienzan a llegar noticias de lo ocurrido en Madrid el Dos de Mayo y se empieza a preparar el levantamiento popular, bajo la dirección de algunos notables de la ciudad y de agricultores destacados. Se pide al Capitán General Guillelmi la entrega de armas, pero éste se niega. Pocos días después llega a la ciudad el Brigadier de la Guardia Real José Palafox , noble zaragozano que venía huyendo de Bayona, hasta donde había ido acompañando al Rey Fernando VII.


Los instigadores le consideran el mejor jefe posible y le nombran nuevo Capitán General, haciendo su entrada triunfal en la ciudad el día 26, escoltado por labradores armados dirigidos por Jorge Ibor (el "tío Jorge"), del Arrabal, y Mariano Cerezo, del barrio de San Pablo. El nuevo jefe comienza a preparar la defensa, decretando la movilización, organizando unidades y fortificaciones, reuniendo aprovisionamientos y municiones, y dictando intensas proclamas que extienden la rebelión por todo el Valle del Ebro y se hacen famosas en toda Europa.
Entre los zaragozanos existe el convencimiento de poder derrotar al invasor en campo abierto y se envían fuerzas a intentar detenerlo en su marcha desde Pamplona, pero los hombres del General Lefebvre derrotan a los del Marqués de Lazán hermano mayor de Palafox, en los primeros días de Junio, en Tudela (8 de junio) y Mallén (13 de Junio) . El propio Palafox hace un intento de detención en Alagón el 14 de Junio con una columna salida de la capital ese mismo día. El desorden e indisciplina de la fuerza, escasamente instruida y armada, hace que sea derrotado y se produzca un inmenso éxodo de refugiados hacia la ciudad.Los franceses se presentan ante la ciudad en la mañana del 15 de Junio . Tras exigir la rendición de la plaza, que les es denegada, preparan un ataque sobre la marcha, única posibilidad con la que contaban, pues la escasez de efectivos no permitía el establecimiento de un asedio tradicional. Frente a ellos, los defensores (que habían confiado en la victoria fuera de la ciudad) tenían escasos medios de defensa: no se habían ocupado los monasterios de extramuros; no se habían despejado campos de tiro (todo el Sur de la ciudad era un espeso olivar); no se habían preparado líneas de retardo en las numerosas huertas, lindes y acequias; el despliegue de las fuerzas en las "murallas" era casi espontáneo y escasamente organizado, ... Tras algunos escarceos en el barrio de Casablanca y en los puentes sobre el Canal Imperial, los franceses lanzan un gran asalto simultáneo contra tres puntos:
-El Cuartel de Caballería del Portillo, donde son rechazados por dos veces en los mismos pasillos y salas, distinguiéndose el sacerdote Santiago Sas, párroco de S. Pablo, al frente de dos Compañías de escopeteros de su barrio
-Puerta del Carmen, donde no consiguen penetrar.
-Santa Engracia, que queda desguarnecida ante el desorden de los defensores, permitiendo la entrada de la Caballería polaca, que penetra hasta la Plaza del Portillo, de donde es expulsada por la reacción popular, que lanza tejas y ladrillos y acuchilla a los caballos, en una escena similar a la pintada por Goya en "La carga de los mamelucos". El agricultor José Zamoray impide que la Infantería enemiga ocupe la puerta.

El Coronel de Caballería D. Mariano Renovales lanza dos contraataques junto al Huerva, consiguiendo hacer retroceder las avanzadillas enemigas, que abandonan 4 banderas y 5 cañones (en la llamada Batalla de las Eras). En los primeros momentos del combate en las murallas, Palafox abandona la ciudad y entrega el mando a Vicente Bustamante, lugarteniente del rey en Aragón.
Los franceses se reorganizan y lanzan nuevos ataques contra la Aljafería, el Portillo (donde por tercera vez son rechazados en los pasillos del cuartel de Caballería), Puerta del Carmen (donde ocupan temporalmente algunas casas) y Santa Engracia (donde vuelven a penetrar los lanceros polacos), siendo finalmente rechazados en todos los puntos por el entusiasmo popular y la llegada de los 1.100 hombres traídos por el Coronel Marcó del Pont desde el pueblo de San Gregorio. Al final de la jornada, los franceses montan su campamento en lo que ahora es Carretera de Logroño, y allí intentan reponerse tras haber sufrido 700 muertos (sobre un total de 6.000 hombres), frente a los 300 de los defensores.
Durante toda la segunda quincena de Junio, ambos bandos van acumulando medios y organizándose para la lucha, al tiempo que se suceden las escaramuzas y duelos artilleros. En la ciudad se hace acopio de tejas, piedras y ladrillos para emplearlos como armas arrojadizas, se montan barricadas en los accesos y calles y se fabrican municiones a partir de toda clase de metales (especialmente de las rejas de las casas) bajo la dirección del hombre de negocios Lorenzo Calvo de Rozas, que lleva a cabo una gran labor de intendencia. Mientras tanto, Napoleón se muestra inquieto por la rebelión zaragozana, que teme pueda extenderse a toda España e, incluso, Europa, e insta a sus generales a ocupar la ciudad. A final de mes, los franceses, mandados por el Gral. Verdier, suman unos 14.000 infantes, 1.000 jinetes y más de 20 piezas de Artillería pesada, y se preparan para lanzar un nuevo ataque. Palafox es derrotado el día 21 en Épila, cuando intentaba cortar las líneas de abastecimiento enemigas.
El 1 de Julio de madrugada comienza una gran preparación artillera, que hace caer sobre la ciudad más de 1.400 granadas de todo tipo en sólo 27 horas, abriendo grandes brechas en los muros de la Aljafería y toda la zona del Portillo. Palafox vuelve a la ciudad con 1.300 hombres de refuerzo y se hace cargo de la defensa.
El 2 de Julio se produce el esperado ataque sobre Puerta Sancho (rechazado por Renovales), Agustinos (mandado por Sas) y Portillo, donde mueren gran número de defensores y huyen los restantes, por lo que Agustina Zaragoza Domenech (Agustina de Aragón) ha de frenar la incursión enemiga disparando una carga de metralla con un cañón en el que habían muerto todos sus sirvientes. Se producen ataques secundarios en todas las puertas de la ciudad, pero todos son rechazados. En conjunto, los franceses han sufrido ese día 200 muertos y 300 heridos sin conseguir nada positivo, por lo que su General se resigna a establecer un asedio tradicional en base a trincheras y acumulación de artillería. En la victoria española fue fundamental la dirección de Palafox desde su Cuartel General en el Convento de San Francisco (actual Plaza España), desde donde rápidamente podía acudir o enviar refuerzos allá donde se precisaran.
Durante todo el mes de Julio, los franceses avanzan en sus trabajos de sitio siguiendo las instrucciones del propio Napoleón, quien marca las prioridades de asalto en torno a la Puerta de Santa Engracia y la Torre del Pino (una torre es una casa de campo aragonesa), por considerarlo punto débil de la defensa, al encontrarse en un saliente y frente a terreno elevado al otro lado del río Huerva, desde donde se podía hacer fuego con las baterías de asedio. Tal zona corresponde actualmente con las Plazas de Aragón y Basilio Paraíso, por las que pasa el río canalizado subterráneamente. Al mismo tiempo, se suceden pequeños ataques de diversión y ocupación de puntos de apoyo (días 9, 10, 11, 17 y 20), todos ellos con escaso resultado. Consiguen cruzar el Ebro a través de un puente construido en una noche, con lo que establecen un ligero bloque o del Arrabal y saquean los huertos, molinos y fábricas que aprovisionan a los sitiados.
Los zaragozanos continúan con los trabajos de fortificación, talando los olivares que ocultaban el avance francés y efectuando continuas salidas con pocos efectivos, un tanto desorganizadas y de escaso provecho. Ante el bloqueo en la margen izquierda comienza la escasez en la ciudad, por lo que se comienza a fabricar pólvora en su interior, aprovechando el salitre de las paredes y la mano de obra de mujeres y niños. Se producen casos de indisciplina y choques entre paisanos (ansiosos de efectuar salidas y "excesivamente patriotas") y soldados (más conscientes de la inferioridad militar en campo abierto). Al mismo tiempo van llegando las primeras noticias de la victoria de Bailén (19 de Julio), primera rendición de un ejército napoleónico en combate.
El 1 de Agosto comienza una nueva y más intensa preparación artillera y los 15.000 franceses se preparan para el gran asalto. Durante tres días continúa el bombardeo, causando gran pánico en la ciudad e inmensos daños en las murallas. Por fin, el Cuatro de Agosto al mediodía se produce el ataque a través de las brechas de Santa Engracia, Torre del Pino y Puerta del Carmen. Consiguen ocupar algunas casas en los inicios de las calles Azoque y Santa Engracia, pero son detenidos por las piezas ligeras enfiladas en el otro extremo. De acuerdo a las reglas de la guerra, Verdier exige la rendición una vez dentro de la ciudad, con un lacónico mensaje ("Cuartel General Santa Engracia: Paz y Capitulación"), pero Calvo la rechaza de forma no menos cortante ("Cuartel General Zaragoza: Guerra a cuchillo"). Finalmente consiguen alcanzar el Coso por Santa Engracia, donde hoy en día se encuentra el Banco de España, provocando el pánico entre los defensores, que abandonan masivamente la lucha. El propio Palafox deja la ciudad, dándola por perdida, contribuyendo a aumentar aún más la desbandada. La infantería francesa avanza ordenada y cautelosamente por el Coso en dirección al Mercado, San Gil y la Magdalena cuando se producen varios hechos clave:
-En el Puente de Piedra, el Teniente de Caballería D. Luciano Tornos frena la huida plantándose en el centro con un cañón ligero con el que amenaza a los que huyen, consiguiendo que vuelvan a la ciudad.
-En la Magdalena, la vanguardia francesa es atacada a pecho descubierto por un grupo de monjes, que la frena y causa algunas bajas.
-La columna que se dirigía al Puente de Piedra entra por la Puerta Cinegia (actual calle Mártires, en el Tubo) en lugar de por S. Gil (calle D. Jaime), siendo detenidos en las callejas del Tubo.
-La columna dirigida al Mercado comienza a saquear algunas casas y es detenida por los habitantes, que combaten casa por casa.
Se reinicia en ese momento la lucha generalizada y los invasores deben retroceder a la zona de San Francisco. Paisanos españoles se infiltran en la retaguardia enemiga por los tejados, llevando el combate cuerpo a cuerpo a zonas ya ocupadas y a las puertas de la ciudad. Al final del día, los franceses tienen 462 muertos y 1.505 heridos (un 15% del total), habiendo conseguido introducir una estrecha cuña en el centro del recinto, pero encontrándose completamente rodeados por los defensores.
Los días siguientes, la situación continúa estabilizada, con escasos avances franceses hacia los conventos de Jerusalén y Santa Catalina y el Jardín Botánico (junto a la actual Plaza de los Sitios) y San Francisco , debiendo ocupar las habitaciones una por una, a través de agujeros abiertos en paredes y techos. La lucha es agotadora, en medio de un calor agobiante, y desanima a los franceses, no acostumbrados a este tipo de combate.
El 9 de Agosto vuelve Palafox con 200 carros de armas y municiones y 4.000 hombres (entre ellos, grupos de voluntarios catalanes). Comienza de inmediato el avance español, con contraataques en Santa Catalina (calle San Miguel) dirigidos por Renovales, y los franceses van replegándose dejando franco-tiradores para cubrir sus líneas. El 14 de Agosto se produce la rápida marcha de los ocupantes, tras hacer estallar una gran mina en Santa Engracia e incendiar el convento de San Francisco, abandonando numerosos víveres, municiones e incluso armamento pesado (hundiendo los cañones de sitio en el Canal). Verdier se dirige a Tudela para asegurar el flanco izquierdo del repliegue general francés hacia el Norte, consecuencia de la derrota de Bailén y el desembarco de Wellington en Portugal.

CONCLUSIONES DEL PRIMER SITIO
El ejército francés se retiró debido al repliegue general tras la batalla de Bailén, que les llevó a reorganizar sus fuerzas en torno a Burgos y Pamplona. En cualquier caso, antes de recibirse la orden de retirada, la situación en Zaragoza había llegado a un punto muerto, en el que incluso estaban cediendo terreno, por la confluencia de varias circunstancias:
-Número insuficiente de sitiadores, pues comenzaron siendo unos 15.000, de los cuales aproximadamente la mitad debía guarnecer baterías, retaguardia, líneas de abastecimiento, etc., además de las numerosas bajas sufridas.
-No haber completado el asedio en la margen izquierda del Ebro, pues el Puente de Piedra permitía la continua llegada de refuerzos y abastecimientos a los sitiados, que además contaban con una magnífica administración a cargo de Calvo de Rozas.
-Heroísmo de la población ante el escaso número de soldados regulares españoles, con lo que los franceses debían ocupar casa por casa, encontrando enemigos incluso a retaguardia, en zonas ya ocupadas. En la lucha participaban mujeres e incluso niños, bien combatiendo bien en tareas logísticas.
-Importante caída de la moral de los sitiadores, que, en medio de un calor agobiante, veían que la lucha se recrudecía cuando debería haber concluido (de acuerdo con las reglas tradicionales de la guerra) tras la apertura de brechas en las murallas.



1 comentario:

Edu! dijo...

Gran texto sobre nuestra Ciudad, y gran blog. Enhorabuena.

.Edu.